A veces siento que nunca voy a volver a
enamorarme, se que parece ilógico que a los 30 años haya perdido la esperanza,
pero es así. Entonces me pregunto si terminaré como aquellas mujeres que por
miedo a quedarse solas, se casan con el primero que encuentran y después son las
primeras en quejarse porque dicen que no se los bancan o que sus maridos le son
infieles (o ellas a ellos).
En estos años he tenido un sinfín de relaciones, salí con
un pendejo de 17 años (BANANAS EN PIJAMAS), con un cincuentón (amigo de mi
viejo), un político, un profesor universitario, 3 abogados, un polista, varios
rugbiers, algunos empresarios, un cirujano (gracias papi) y un sinfín de hombres
que ya ni recuerdo sus nombres. Obviamente estas relaciones duraron lo mismo que
decir mi nombre completo ¡!
Algunos los quise, otros solo fueron diversión. A muchos de
ellos les fui infiel y ni me importó.
Pero si hay algo que comprobé en carne
propia es que todo se paga…. Y un día conocí al hombre que puso mi mundo de
cabeza.
Era todo lo que siempre había soñado: morocho, ojos verdes,
1.85 de altura, buen cuerpo, una sonrisa de aquellas, en fin un bombón. Cuando
empezamos a hablar me fascino su carisma, su forma de hablar, de mirarme. Yo
parecía una tonta, me reía de todo lo que decía, el corazón me latía a mil por
horas y en lo único que podía pensar era en llevármelo a la cama.
Dicho y hecho 2 horas más tarde me invitó a tomar un café en
su depto. Una parte de mi quería negarse (por el estúpido concepto de si me voy
con el va a pensar que soy una cualquiera) pero por primera vez en mi vida fui
impulsiva y le dije que si.
Me miró, sonrió, me tomó de la mano y nos fuimos a buscar el
auto, mientras caminábamos caí en la cuenta, de que no lo había besado y al
parecer él debió pensar lo mismo porque se paró. bajó su cabeza y me besó. Una
de sus manos comenzó a masajearme la espalda, le pasé los brazos por el cuello y
lo acerqué más a mi cuerpo, él ni lerdo ni perezoso metió la mano por debajo del
top y lentamente empezó a jugar con el pezón. De repente me soltó, volvió
agarrarme la mano y me subió al coche. Mientras íbamos en el auto ninguno de los
dos habló. Llegamos a la casa, estacionó, nos bajamos del auto y caminamos de la
mano hasta su casa.
Antes de abrir la puerta me miró, sonrió y me dijo:
Bienvenida… esté como este.
La verdad la casa podía ser un refugio antibombas y yo no lo
hubiese notado, lo único que me importaba era acostarme con él.
Me acerqué y lo besé, cuando me abrazó, sentí contra mi
vientre su erección y comencé a frotarme sobre ella, oírlo gemir me puso a mil,
mis pezones estaban durísimos. Mientras nos desvestíamos L me contó todo lo que
pensaba hacerme, habló de posiciones, de lamer, chupar.
En mi mente fueron apareciendo las imágenes que él iba
creando. Mis piernas comenzaron a temblar y sentí que iba a caerme, él se dio
cuenta, me agarró y me puso contra la pared, levanté mis piernas y él me agarró
de las nalgas y me preguntó si quería que me cogiera. Con la cabeza asentí pero
no sucedió nada, lo miré a los ojos y me dijo que estaba esperando mi respuesta.
Con un poco de vergüenza le dije que si y el turro me dijo: SI, QUE?? Lo miré y
le dije: Quiero que me cojas. Cuando me escuché decirlo no podía creer que eso
hubiese salido de mi boca. Y solo en ese momento lo hizo. Horas después acostada
en su cama y abrazada a él me sentí completa y satisfecha ..
Después de ese primer encuentro, vinieron otros y cada uno
era mejor que el otro. Con él yo me sentía totalmente desenfadada era capaz de
hacer cualquier cosa, comencé a disfrutar de la sexualidad a otro nivel. Me
sentía segura, poderosa. Los meses iban pasando y yo sentía que me iba
enamorando más y más de este hombre, pero como dice el refrán:
EL QUE LAS HACE, LAS PAGA…
Y yo encontré a mi Nemesis…. Lo llamaba y no
me contestaba, me dejaba plantada y sin embargo cuando me llamaba y me decía en
5 minutos paso... yo estaba lista. No me importaba nada, solo estar con él.
Sabía que me era infiel pero no quería aceptarlo.
Y un día todo cambió… estábamos en su casa,
acostados, mirando un video y de repente me di cuenta que no era lo que quería
para mi vida. Lo miré y le dije que me iba, nunca lo voy a olvidar eran las 4 de
la mañana cuando decidí dejarlo. Me vestí, llamé un taxi y me fui a la cocina a
esperarlo.
L apareció en la puerta de la cocina y me
pregunto q mierda quería de él.
Y ahí me cayo la ficha.
- No quiero nada de vos, por eso me voy.
Me encantaría tener la fuerza para hacer lo que tu hiciste..... Y eso de "el que las hace las paga" es un hecho 100% comprobable.... lástima que por lo general recibes más dolor que el que uno causó. Bueno eso creo.
ResponderBorrarTenes razon .. pero siepre podemos vengarnos!
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