La llamada ...

No pude concentrarme en todo el día, lo único que hacía una y otra vez era revisar mis mensajes para ver si habías escrito.
Las horas iban pasando lentamente y tu mensaje no llegaba. La mañana llegó a su fin y la tarde se abría camino, no fui almorzar, el apetito me había abandonado. No podía pensar en nada, salvo en tu llamado.-
Comencé a fantasear que me pedirías que hiciera esta vez, que situación habías creado para avivar la llama de nuestra relación. Ya son las 4 de la tarde y todavía no me has llamado.-
Se que lo haces apropósito, que te gusta impacientarme, se que te divierte ser el dueño de la situación. Trato de concentrarme y mirar la pantalla del ordenador pero las letras bailan a mi alrededor.-
Dos horas más han pasado y estoy a punto de irme a casa. Me siento furiosa y me digo a mi misma que si llamas no voy a contestarte, pero después vuelvo a analizarlo y me imagino contestando tu llamado y negándome a encontrarme con vos.-
Si eso es lo que voy hacer...
Ya eran las siete de la tarde y reacia abandoné mi puesto de trabajo, tomé mis cosas y lentamente me dirigí al ascensor. Mientras aguardo a que llegue, escucho el sonido del celular dentro de mi cartera, a prisas la abro para poder contestarte y decirte todo lo que pienso y sin embargo me quedo muda, aguardando tus palabras... A las 20 te espero en el Hotel de la calle Alsina, llevá las bolas chinas.-
Cuando reacciono ya es tarde, habías cortado, miro indecisa el teléfono pensando en si llamarte o no, pero se que es una lucha estúpida porque los dos sabemos que no me perdería esta sesión por nada del mundo...

Comentarios

  1. ¡Cómo odio el estra esperando una llamada que no llega, el abrir el ordenador y el correo y que no esté su nombre!

    Ay no, no lo soporto; no sé, pero igual me hubiera perdido esa sesión bolas chinas...

    Besos

    (Al cambiar l aplantilla de mi blog te habí "perdido", pero ya te sigo de nuevo)

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  2. Genial, en esa forma de describir el momento tan anhelado, la llamada tan deseada, tan necesitada...

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  3. En el amor y en el sexo los juegos de posesión-sumisión pueden ser muy excitantes y positivos. Pero también pueden ser muy peligrosos; hay que cuidaf mucho no transgredir esa frontera en la que termina el juego y comienza la mazorra. No es fácil.

    Un abrazo y gracias por tu visita mi "afrodisiaca" amiga.

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